El gotàn me puede
El tango me puede en las noches del porteño otoño
recordando el pasado
mientras escucho a Don Osvaldo
Mientras escucho a Pugliese
recuerdo los viejos tiempos
(si parece que fuera ayer, nomàs)
cuando tenìa a una hermosa
entre mis brazos y juntos
nos deslizàbamos
por la pista de baile
como si no fuera una milonga
sino màs bien un ensueño
como si fuera ensoñaciòn
resbalàbamos hacia la dicha
como si se tratara de làgrimas
que ruedan por las mejillas
la dicha solìa presentàrsenos
bajo la forma del màs humilde de los hoteles
para pajeras parejas o para pasajeros
sito exactamente para màs datos
en la calle alsina y combate de los pozos
precisamente justo enfrente
de la comisarìa en cuestiòn
de cuyo nùmero prefiero no acordarme
allì, en las noches de luna llena
mientras aullaban los lobos
y rondaban vampiros con ojos inyectados de sangre
solìamos concurrir a los efectos de echarnos un buen polvo
los 2 a la vez
de ser posible
y de no ser posible tambièn
luego del susodicho
nos quedàbamos dormidos
profundamente
como si no fuèramos una pareja de bellos turros
sino màs bien 2 angelitos
mientras afuera llovìa a càntaros
rotos
en aquella cama redonda
que giraba sobre sì misma
precisamente como hacìamos nosotros al juntos bailar
pivoteando sobre la punta de los pies
rotando sobre un eje
como 2 planetas abrasados
el tango nos podìa
vaya si nos podìa!
mientras sonaba Pugliese en medio de la noche
y las parejas soñaban de a 2
de a 2 x 4