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licprof Estudiante Intermedio Creado: 05/03/23
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licprof Estudiante Intermedio Creado: 28/01/24
Aventuras en el Microcentro profundo

Ya te echaron?, preguntò mi padre.

No, no me habìan echado pero me comì, en cambio,
flor de sumario administrativo.
La cosa sucediò asì:
pero para què diablos profundizar en materias tan desagradables
y francamente penosas.

5 años estuve en el paraìso burocràtico
por las noches
rodeado por pilas de libros (yo mismo habìa creado mi propia biblioteca
de la que sustraìan libros sin mi permiso, quiero decir que se los robaban
cuando yo no estaba).

Aquellas pilas de libros llegaban desde el piso hasta el techo
(aunque debemos admitir que el techo no era demasiado alto)
y yo me enfrascaba en su ardua lectura
al tiempo que escuchaba a Bach mediante mi telèfono celular.

Agora que lo veo a la distancia temporal
aquellos fueron 5 años de absoluta felicidad:
pido disculpas a quien se sienta ofendido por mi franqueza:
en efecto, aquellos buròcratas pretendieron convertirme en una especie de
ñoqui
o algo peor: las empleadas entraban sin golpear la puerta a mi cubìculo u
oficina, o como diablos se denomine ese lugar
vagamente siniestro;
por otra parte o en cambio, los empleados de seguridad privada
extrañamente eran los màs educados, en la puerta de entrada:
me saludaban amigablemente
a diferencia de algunos empleados como indicaba unos versos
màs arriba, que ni siquiera se dignaban saludarme o responderme el saludo
mientras escuchaba a Juan Sebastiàn
absolutamente extasiado: realmente, aquella mùsica daba sentido a la vida;
a menudo me decìa que, si no existiera Dios, me alcanzaba y sobraba
con la existencia de Bach (por supuesto que
Dios existe, los que no existimos somos nosotros, meros fantasmas onìricos o
cinematogràficos).

Lo que tiendo a narrar solìa suceder
por las noches, alrededor de las 8 pm
hasta las 10 pm
aproximadamente.

El resto del dìa
daba clases particulares a los efectos de ganarme el sustento, parar la
olla. O de lo contrario, en su defecto, me recostaba
con una o màs jòvenes en la oscuridad
al solo objeto de tener un orgasmo
y luego quedarme dormido allì mismo
con el riesgo de que me sonsacaran
los pocos ahorros que tenìa.

Mis pocas finanzas iban menguando, evidentemente, debido
a toda clase de gastos indudablemente superfluos: libros, camperas de cuero,
sacos varios, zapatos de toda ìndole y material, sombreros y gorras varias,
camisas floreadas
como si no se tratara del rol de catedràtico engañado
sino de un turista en ciernes
que se dispone a viajar
hacia el Caribe profundo.

Ademàs o por otra parte,
tenìa una facilidad absoluta o humildemente extraordinaria
para hacerme
de toda clase de enemigos màs o menos acèrrimos
en especial entre la mafia psicopedagògica o
simplemente escolar.


Con una habilidad fuera de lo comùn
en poco tiempo me ponìa en contra a los directores màs
autocràticos, màs autoritarios y tristemente funestos
que procedìan acto o renglòn seguido
a hostigarme al solo objeto que yo renunciara
a la corta o a la larga
sin ninguna clase de indemnizaciòn por ello
ya que habìa sido derogada toda especie de reparaciòn
mediante un decreto presidencial de
extrema
urgencia y necesidad
(aunque algunos jurisconsultos afirmaban sagazmente no haber
ni lo otro ni lo uno: ni urgencia ni necesidad alguna, pero en fin).

Estaba condenado aparentemente
a ponerle los puntos a toda clase de otarios
esquivar, soslayar
giles de lecherìa
que fungìan como directivos
subrogantes, a pesar de ser obviamente
bàsicamente incompetentes, ineptos hasta decir basta, hasta la
nàusea.

Se la pasaban discurseando y llenàndose la boca
contra la violencia de gènero
pero cuando ocurrìa un caso concreto de violencia de gènero o
maltrato laboral (el subrayado es mìo)
no hacìan absolutamente nada
salvo estigmatizar, culpar al denunciante o vìctima,
patologizar, en fin, focalizar en èl
tal como sucede en "El Proceso" de Kafka Franz
(versiòn cinematogràfica de Orson Welles).

Còmo escapar a esas penurias de manera medianamente eficaz?

Un email al supervisor de turno o màs bien de àrea
era fundamentalmente estèril: solìan producirse màs represalias:
actas, falsos testimonios de alumnas supuestamente acosadas (?)
sumarios administrativos manifiestamente armados, fraguados
etc.

Para què ahondar en estas tristes materias?
Si realmente fueron los años màs endiabladamente felices
de mi vida: por las noches concurrìa a las porteñas milongas
al solo efecto de bailarme unos buenos y rumiantes tangos
y bailar con las bellas entre mis brazos
alegres milongas y cruzados valses y santafecinas cumbias.

O sino, encamarme con dos mujeres a la vez
en coquetos departamentos o, en caso contrario, en los màs
sòrdidos tugurios u hoteluchos, por lo general,
cercanos a la estaciòn del tren.

Por eso mis finanzas se iban complicando inextricablemente, empero,
no podìa desembarazarme de ese potente vicio, la droga màs implacable:

el Sexo

que

con sus lìmpidos orgasmos

inexorablemente

me podìa.


UBA
licprof Estudiante Intermedio Creado: 30/01/24
https://escrituracaballito.blogspot.com/

UBA
licprof Estudiante Intermedio Creado: 31/01/24
POEMA MILONGA NUMERO 8

Te invito a que dejes de usar ese peyorativo mote, me
dijo Adolfo: me encantò su frase pero tambièn me seducìa
jugar al antiheroe, el mito del fracaso, escritor
fracasado, Arlt mediante.

Estaba totalmente decidido a denunciar
arbitrariedades, encubrimientos, impunidades varias,
pero sabìa que eso no llevarìa a nada:
todo relato se dirige hacia el pasado
pero tambièn pronostica.

Y perfectamente sabìa por experiencia propia
que toda denuncia, incluso anònima, produce
represalias determinadas: focalizan en el denunciante y
presunta vìctima: cadenas de

encubrimientos, complicidades varias, y no obstante,
deseaba con todo mi ser denunciar a los impunes,
a los hijos de puta (no de otra forma cabe llamarlos)
a los efectos o al solo objeto
de estar tranqui o tranca
con mi conciencia.

Lo fantasmàtico me podìa, especialmente
los fines de semana o durante
las vacaciones de invierno o verano: como ahora mismo: hace
un calor intolerablemente insoportable: redundancia y desviaciòn
segùn Cohen
hacen fundamentalmente a la
experiencia, la aventura poètica.

Sì, lo fantasmàtico o como diablos se llame, me
podìa molto, los fines de semana, o durante las vacaciones
como ahora mismo en que procuro deletrear este confuso
este endiablado poema sin poesìa alguna.

Todas las vacaciones habìa estado elucubrando
esa pavada total que, ademàs, obviamente, no conduce a
ninguna parte, absolutamente.

Pero no podìa pensar en otra cosa, excepto, imàgenes del pasado
o en el Microcentro profundo: estafas varias, pistas de baile repletas,
llenas de parejas mimosas y, en la barra, admiradores profundamente coquetos;

copetines varios, mientras contemplamos a las fèminas danzantes
con los ojos cerrados, respirando profundo
al oido del bailarìn de turno: en aquella època,

podìamos franelear a las bellas de lo lindo: nadie nos decìa nada, si
a la hermosa en cuestiòn no le gustaba el asunto, bueno, ella
sutilmente, mediante sutiles chamuyos, te fletaba o sino
hàbilmente establecìa distancia razonable, lo llamaban
bailar abierto, què idiotez, a nosotros nos
gustaba bailar apretados, milonguero que le decìan, aunque màs
bien era
un estilo de confiterìa bailable remanente en los 90
pero que hacìa furor ya en los 2000
como si no existieran
el tango salòn
y el tango nuevo, Gustavo Naveira
mediante,
Fabiàn Salas, mediante.

Yo me quedè en medio del camino, totalmente
rezagado.

UBA
licprof Estudiante Intermedio Creado: 05/02/24
Abogado y Profesor y Licenciado en Letras UBA clases de apoyo particulares en estudio privado Caballito Parque Rivadavia Capital Federal 49034485 15.5734.5320 153-770-4979 Dr. Prof. Lic. Matias. Los 365 dias del año Precios accesibles. Clases privadas individuales personales particulares lunes a domingos incluso feriados vacaciones

UBA
licprof Estudiante Intermedio Creado: 14/04/24
EN LA ESCALERA DE CARACOL
En la escalera de caracol
hicimos el amor
muchas veces cuando jòvenes y hambrientos
y borrachos de dolor y angustia
no tenìamos un solo centavo
mientras el oleaje de vampiros y zombies
asolaba televisivamente en blanco y negro
las calles de la ciudad
en persecuciòn de sus incautas vìctimas
al solo objeto de drenarles
toda la sangre

en el vano de esa escalera, en la sombra
hicimos muchas veces el amor
a escondidas
y sigilosamente
con suaves gemidos reprimidos
a altas horas de la noche
porque èramos pobres y no tenìamos absolutamente nada
salvo la divina juventud
y enloquecidos de dicha
nuestras bocas se unìan
en un beso para siempre
eterno e inmortal
mientras a lo lejos sonaba un instrumento de percusiòn
un piano tal vez
o algo por el estilo

en la escalera de caracol hicimos el amor
o sino en el amplio rectàngulo desierto de la plaza
en aquel verano que Machado ya viudo tanto amò
mientras caìan las làgrimas y rodaban las làgrimas por tus mejillas
y un anciano voyeur o miròn
un antiguo sàtiro acaso
nos observaba amable y atentamente
con sus ojos rojos de deseo

o sino en los màs abyectos y berretas y baratos hoteles
llenos de arañas y telarañas
en redondas camas giratorias
mientras en otras habitaciones
las ladies aullaban de felicidad
y gritaban monòtonos poemas de amor
compuestos de 1 o 2 obscenas palabras
incesantemente repetidas

nos entregamos por aquel entonces o època
a ciertos determinados juegos vagamente sexuales o simplemente perversos
a ciertas inciertas indeterminadas pràcticas sadomasoquistas
mientras el inefable portero espiaba
por el ojo de la cerradura
como si no fuera un sòrdido y transitorio albergue a transistores
sino El Fuego de Barbusse
(Editorial Tor, Buenos Aires, 1929)

en la escalera de caracol hicimos cientos de veces el amor
procurando que los vecinos no se enterasen ni por asomo
por cuya causa a menudo te tapaba la boca con la mano
cuando estabas a punto de gritar
en medio de la medianoche

en la escalera de caracol hicimos el amor
mientras algùn ciudadano volvìa a su casa
abrìa su puerta y la cerraba

cuantas veces habremos hecho el amor en la escalera de caracol
o en los màs roñosos y baratieris hoteles
o en las plazas y parques pùblicos por entonces no enrejados
apoyados en un centenario àrbol
cuyas ramas llegaban hasta las estrellas
y cuyas raìces poderosamente se hundìan
hasta alcanzar el centro de la tierra

me mirabas siempre a los ojos
y yo miraba tus ojos limpios que me miraban
mientras sonreìas hermosa
o las làgrimas cristalinas resbalaban por tus mejillas
o mientras bailàbamos en las màs furiosas pistas de baile
formando la ronda
como una constelaciòn de Tango
en contra siempre de las agujas del reloj
en contra siempre del tiempo
y del espacio

en la escalera de caracol hacìamos el amor
porque èramos pobres como hermosas arañas negras
que durante las noches se deslizan
por la escalera
de caracol

esa escalera de caracol aùn existe
y no es precisamente una escalera al cielo
como reza la mencionada canciòn
sino una escalera a tierra
como en el tango

no tenìamos una sola moneda partida al medio
èramos pobres hasta decir basta
y por eso hacìamos el amor en lugares
en sitios francamente inusitados
por no decir inauditos
por no decir inèditos: escaleras, parques y plazas pùblicas, grandes
hoteles deshabitados
mientras afuera sonaba la canciòn de la lluvia
que repiqueteaba sobre los techos de cinc
o nos empapaba al salir a la noche y a la vida
y luego a dormir en una cama caliente y seca
seguramente desnudos y abrazados y haciendo
cucharita
como si fuèramos una blanca y dulce
medialuna

en la escalera de
caracol
hicimos
el
amor

UBA
licprof Estudiante Intermedio Creado: 04/05/24
Me imagino

Me imagino, quiero creer
(mientras escucho a Telemann)
que en la edad antigua hacìan el amor
a diestra y siniestra
como la cosa màs natural del mundo, asì lo
atestiguan ciertas pinturas pompeyanas
o herculanas, ciertas ànforas griegas, ciertos dibujos sagazmente eròticos
ciertas acuarelas
maravillosamente obscenas
fantàsticamente pornogràficas

me imagino que a travès de las edades
las muchedumbres de campesinos y aristòcratas
entreverados se entregaban a las orgìas màs asombrosamente descomunales
asì como los dioses olìmpicos
a las bacanales màs extrañas y turbulentas:

torrentes de sangre, làgrimas, estiercol, sudores, semen, orina y excrementos
se entremezclaban con miles de cuerpos desnudos
abandonados al baile de san vito
y a las convulsiones màs epilèticas y vampìricas
en un esplèndido infierno de materias corporeas
viscosamente chapaleaban en la ciènaga
como en una bizarra pelìcula de terror clase B
de los 60 o 70

en la que los muertos vivos, zombies, vudù y demàs lacras cinèfilas
adoradas por Puig entre otros
mezclaban sus aullidos màs o menos guturales
en una fiesta satànica y tanàtica
digna de Bataille
Nietzsche
El Bosco
y todos los otros
dignos o no de menciòn

sì me imagino que hartos de una vida campesina de dolor y miserias sin fin
se abandonaban al rayo del orgasmo
penentrando
en todos los agujeros corporales: fosas nasales, marinas, comunes,
orejas, aros, anillos, anos, esfìnteres, bocas desdentadas y rientes,
vaginas de las que emergìan rayos de luces
como una catedral de luz
vulvas grandes como ciudades medievales
y laberìnticas

barrocamente se desgañitaban en alaridos
en aullidos dignos de Ginsberg
mientras sonaba Telemann

cascadas de baba
bañados en semen

luego se quedarìan dormidos
hartos hasta la nàusea
hasta la masmèdula asqueados
de tanta droga sexual y sensual
de tanto vicio estèril
como un barril agujereado

y a travès de los tiempos
orgìas o batallas en medio del campo
fertilizaban la tierra

desde lo alto Dios contemplaba sonriente las hecatombes
los humanos sacrificos
los expiatorios chivos
mientras Telemann sonaba

los antiguos libros eran discretos al respecto
pero los personajes arrojaban sus ropas de època
y se dedicaban a fornicar

los campesinos tambièn en sus ratos de ocio
por las noches
cogìan con sus mujeres para tener grandes parentelas
y asì escapar a la guadaña de la Muerte

y en medio de esa pobre y breve vida miserable
el relàmpago interior del orgasmo
ese dulce terremoto
los hacìa dichosos
felizmente fulminados
afortunadamente calcinados

las prostitutas iban de un rascacielos a otro
a los efectos de desnudarse y cobrar
a travès de la noche
en raudos taxis
o durante el dìa
se desnudaban se abrìan de piernas o succionaban habilmente
no sin antes cobrar de movida sus dòlares
de entrada
sin chistar
o mediante bancarias transferencias

mientras en los bares o en los calientes hogares
las familias deglutìan sus comidas
bebìan sus brebajes
mientras sonaba Telemann

o miraban el aparato de televisiòn
u oìan reggaeton o electrònica mùsica
o cada uno estudiaba incesante su celular

y cada 100 años la humanidad entera se renovaba completa
gracias a la Sra. Muerte

y Telemann seguìa sonando
es màs: solo Telemann
o Bach
o Beethoven
quedaban

de los millones de mensajes de Watsapp no quedaba nada
solo quedaba
algùn que otro soneto perfecto
Borgiano o gongorino:
no mucho màs

UBA
licprof Estudiante Intermedio Creado: 01/01/25
Años fumando como un escuerzo

hacièndome bolsa, pelota
destruyèndome inexorablemente:

a los 16 años, mi primer cigarrillo, un verano soleado
en la calle, y todo por juntarme con giles:
giles que fumaban, se drogaban, tomaban alcohol
y murieron jòvenes, al pedo, al
divino botòn.

A los 16, dejè de hacer deporte, yo
que habìa hecho todos los deportes habidos y por
haber, yo, que era, ni màs ni menos, que un
deportista consumado (aunque amateur).

A los 17 ya fumaba un faso tras otro:
ya querìa dejar y no podìa: el tabaquismo me iba consumiendo,
ademàs, me alcoholizaba solo, solari yirigoyen:
recuerdo tomar una botella de cerveza de litro, una noche, en
Constituciòn y totalmente borracho
volver a mi casa, en medio de la noche desierta.

Ya por entonces, era algo asì
como una suerte de fantasma: vagaba por las calles sin rumbo fijo
o con mi amigo Asdrubal Sebastiàn Carreño (¿què serà de èl?)
tomàbamos 1 litro de cerveza en las plazas verdes y soleadas
luego de engatusar al amable almacenero del barrio
mediante vagamente sutiles artimañas
o simplemente abusando de su confianza
como si fuera un cuento de Felisberto Hernàndez
(su narrativa completa adquirida ùltimamente
en la Librerìa Hernàndez).

O tomàbamos cafè con leche en El Coleccionista
(arriba de ese bar notable vivìa Nalè Roxlo)
y comìamos un tostado, invitado por moi.

Còmo lamento haber gastado tanto dinero al pedo
en esos antiguos kioscos de mierda
que me vendìan veneno como hacièndome un favor
y nunca tenìan cambio: eran tan poco lo que ganaban
con la venta de tabaco y otras porquerìas que
so pretexto de no tener cambio
te vendìan caramelos y otras mierdas
que te hacìan pelota los dientes
para no hablar del cigarrillo.

Años bailando tango en esos salones llenos de humo
que irritaba la vista, enrojeciendo los ojos: no se veìa absolutamente nada,
nos manejàbamos con largavistas para invitar a bailar a las damas.

Sentados en hileras, nos desplazàbamos en ronda
en contra de las agujas del reloj
por lo cual, el tiempo pasaba volando, se disolvìa
como el azùcar en la taza de tè
como las volutas del humo del cigarrillo
que se volatilizaban en la nada.

No obstante, bailàbamos con las bellas
tangos, milongas y valses llamados criollos
pero todo no era màs que un lìmpido pretexto
una mera excusa galante
para tenerlas en nuestros brazos
y franelear suave y delicadamente
sus tiernas tetitas
llenas de maternal y sabrosa leche.

A veces tenìamos la dudosa fortuna
de acostarnos con ellas
en los màs turbios hoteles de mala o buena muerte
y en ese encamarse, creìamos ser felices
alcanzando la efìmera y extraña
felicidad del orgasmo, ese relàmpago inusitado
ese dulce terremoto interior e imprevisto
que llenaba las noches de dicha
y lo real o mundo tendìa a extinguirse de pronto
para dar solo paso a la existencia del placer.

O cenàbamos en la taberna de la esquina
con la profesora de gimnasia de dulces ojos
o con la psicòloga lacaniana
a los efectos no solo de morfar
sino de entregarnos a bizantinas discusiones acerca de
Lacan o el arte en general, por ejemplo:
el arte era algo con su peso especìfico o la especialidad de la casa
o era algo que simplemente atravesaba la vida entera
disolviendo sus lìmites y abarcando en consecuencia
el universo en general y o la naturaleza en particular?

Còmo me gustaban las mujeres!
Me parecìa mentira que pudieran existir criaturas tan bellas,
por otra parte, era profundamente prejuicioso o directamente
misògino, y por lo general, detestaba cordialmente
su manera de ser, sus histerias, sus descontroles, su falta de ètica,
sus intereses, sus egoìsmos, y en general, todo su mundo moral ...

Amaba la belleza ardientemente pero detestaba
la falta de verdad, de sinceridad, de autenticidad ...

Una mirada machista ciertamente, propia de un machirulo, lo admito, no
obstante, aquellos juegos sexuales o bàsicamente perversos
o incluso sadomasoquistas, aceleraban el orgasmo, permitìan una
cierta variaciòn sobre los mismos temas y la fractura de
una cierta monotonìa, una cierta rutina detestable ...

Pensar que hace años no tenìa esta molestia absurda
hoy acaso reactivada a causa del llamado sexo oral ...

Pero quiero volver a los màs gratos recuerdos:
con mi amigo Asdrubal
o mi amigo Claudio
o mi amigo Alejandro Acobino
hoy todos muertos por una razòn u otra
suicidados por la sociedad ...

Recuerdo las noches en que vagàbamos
por avenida Corrientes: hurtaban libros de las librerìas
ante la mirada atònita de los vendedores
salìan disparados hacia el obelisco egipcio
que como un falo està clavado en el corazòn de la ciudad
en el centro profundo
y es objeto de los màs variados rituales: las

gentes se reùnen a veces a su alrededor
con el objeto de celebrar algùn evento o victoria posible

pero nosotros luego de tomar algunos copetines
o de celebrar alguna muzzarela chorreante en alguna pizzerìa cercana
o deslizàbamos algùn piropo en el oìdo de las bellas
hoy un gènero en franca extinciòn como si se tratara de una especie animal
o del reino vegetal.

De ninguna manera arrojàbamos barrabasadas a las hermosas:
de ninguna manera, en absoluto.

Pero no tenìamos suerte alguna con las pendejas de nuestra misma edad
por lo cual tentàbamos fortuna con las màs veteranas
y nos sumergìamos en los lechos
nos zambullìamos en las camas matrimoniales o no
o entràbamos en los màs mugrientos y baratos hoteles alojamiento
o albergues transitorios
oscuros
con redondas camas giratorias o cuadradas
llenos de telarañas
siniestros francamente hasta la nàusea
hasta el hartazgo.

Lleguè a tener un cajòn repleto de peines negros de plàstico
y siempre estaba munido de una caja de profilàcticos
para no tener malas sorpresas, martes 13 imprevistos.

Pero lo cierto es que yo no tenìa un maldito centavo, una
puta moneda partida al medio
ya que me patinaba toda la plata ganada
con el sudor de mi frente
cafeteando absurdamente
llevando una absurda vida bohemia
que francamente no me llevaba a ningùn lado.

No me explico còmo las bellas podìan aguantarme:
es que no me soportaban realmente: era yo
demasiado demandante, segùn ellas y segùn recuerdo que ellas decìan:
nunca tenìa un maldito centavo, una fucking moneda
partida por la mitad
ya que me patinaba el dinero
comiendo afuera de casa
en los grandes bodegones del barrio
siempre repletos de comensales
ya que la comida era muy buena y muy barata.

Incluso a veces, concurrìa allì mismo
con alguna bella. Pero, mientras comìamos, algùn hdp
miraba desmesuradamente a la hermosa en cuestiòn
ponièndome los pelos de punta
ponièndome la piel de gallina, no por el miedo, creo,
sino porque no podìa estar peleàndome con medio mundo ...

Esa bella era bellìsima realmente, al punto tal que yo a veces
me preguntaba por què diablos me darìa pelota,
por què me daba su amable atenciòn:

fellatios en las plazas municipales
allì mismo donde habìa existido hacìa algunos años atràs
una escuela primaria
detràs de los arbustos
y mientras multitud de automòviles nocturnos
pasaban por la avenida Independencia.

Era tan bella esa mujer que las otras mujeres
la miraban con admiraciòn
tal vez se preguntarìan: què hace este encanto
con este monstruo o mero adefesio con anteojos culos de botella
y para colmo de males gordo y mal entrasado?

La bestia y la bella.

O con la rockera Alejandra en medio de un colectivo
varios tipos le decìan toda clase de sandeces
mientras yo no decìa ni mu
tenìa que comerla doblada
o simplemente me armaba y desarrollaba mi paciencia
como varias capas de ropa frente al intenso frìo invernal
o màs bien infernal

porque el infierno si existe
ha de ser como una pista de hielo
una càrcel de hielo
una vacìa catedral de hielo
poblada de invisibles fantasmas
cuyos dientes rechinan
y que tiemblan como hojas ...

Todas aquellas desnudas mujeres que amè
cuando dejaban caer sus ropas
eran relàmpagos que iluminaban las oscuras habitaciones
llenando con su luz corpòreas
aquellas sucias piezas de paredes descascaradas
y espejos ya enmohecidos y aùn deformantes ...

Pero antes de hacer el amor
recuerdo perfectamente
que me dirigìa al baño
a los efectos de lavarme bien el miembro
y orinar denodadamente antes
por miedo a no poder acabar

porque no se puede hacer todo a la vez
y quien corre detràs de 2 liebres ...

UBA
licprof Estudiante Intermedio Creado: 03/01/25
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