Por Abogado y Profesor y Licenciado en Letras UBA 153 770 4979 & 49034485 & 15 5734 5320 Dr. Prof. Lic. G. M. Espaņol.
Poemas de alumnos:
Aventuras en el Microcentro profundo
Ya te echaron?, preguntō mi padre.
No, no me habėan echado pero me comė, en cambio,
flor de sumario administrativo.
La cosa sucediō asė:
pero para quč diablos profundizar en materias tan desagradables
y francamente penosas.
5 aņos estuve en el paraėso burocrātico
por las noches
rodeado por pilas de libros (yo mismo habėa creado mi propia biblioteca
de la que sustraėan libros sin mi permiso, quiero decir que se los robaban
cuando yo no estaba).
Aquellas pilas de libros llegaban desde el piso hasta el techo
(aunque debemos admitir que el techo no era demasiado alto)
y yo me enfrascaba en su ardua lectura
al tiempo que escuchaba a Bach mediante mi telčfono celular.
Agora que lo veo a la distancia temporal
aquellos fueron 5 aņos de absoluta felicidad:
pido disculpas a quien se sienta ofendido por mi franqueza:
en efecto, aquellos burōcratas pretendieron convertirme en una especie de
ņoqui
o algo peor: las empleadas entraban sin golpear la puerta a mi cubėculo u
oficina, o como diablos se denomine ese lugar
vagamente siniestro;
por otra parte o en cambio, los empleados de seguridad privada
extraņamente eran los mās educados, en la puerta de entrada:
me saludaban amigablemente
a diferencia de algunos empleados como indicaba unos versos
mās arriba, que ni siquiera se dignaban saludarme o responderme el saludo
mientras escuchaba a Juan Sebastiān
absolutamente extasiado: realmente, aquella mųsica daba sentido a la vida;
a menudo me decėa que, si no existiera Dios, me alcanzaba y sobraba
con la existencia de Bach (por supuesto que
Dios existe, los que no existimos somos nosotros, meros fantasmas onėricos o
cinematogrāficos).
Lo que tiendo a narrar solėa suceder
por las noches, alrededor de las 8 pm
hasta las 10 pm
aproximadamente.
El resto del dėa
daba clases particulares a los efectos de ganarme el sustento, parar la
olla. O de lo contrario, en su defecto, me recostaba
con una o mās jōvenes en la oscuridad
al solo objeto de tener un orgasmo
y luego quedarme dormido allė mismo
con el riesgo de que me sonsacaran
los pocos ahorros que tenėa.
Mis pocas finanzas iban menguando, evidentemente, debido
a toda clase de gastos indudablemente superfluos: libros, camperas de cuero,
sacos varios, zapatos de toda ėndole y material, sombreros y gorras varias,
camisas floreadas
como si no se tratara del rol de catedrātico engaņado
sino de un turista en ciernes
que se dispone a viajar
hacia el Caribe profundo.
Ademās o por otra parte,
tenėa una facilidad absoluta o humildemente extraordinaria
para hacerme
de toda clase de enemigos mās o menos acčrrimos
en especial entre la mafia psicopedagōgica o
simplemente escolar.
Con una habilidad fuera de lo comųn
en poco tiempo me ponėa en contra a los directores mās
autocrāticos, mās autoritarios y tristemente funestos
que procedėan acto o renglōn seguido
a hostigarme al solo objeto que yo renunciara
a la corta o a la larga
sin ninguna clase de indemnizaciōn por ello
ya que habėa sido derogada toda especie de reparaciōn
mediante un decreto presidencial de
extrema
urgencia y necesidad
(aunque algunos jurisconsultos afirmaban sagazmente no haber
ni lo otro ni lo uno: ni urgencia ni necesidad alguna, pero en fin).
Estaba condenado aparentemente
a ponerle los puntos a toda clase de otarios
esquivar, soslayar
giles de lecherėa
que fungėan como directivos
subrogantes, a pesar de ser obviamente
bāsicamente incompetentes, ineptos hasta decir basta, hasta la
nāusea.
Se la pasaban discurseando y llenāndose la boca
contra la violencia de gčnero
pero cuando ocurrėa un caso concreto de violencia de gčnero o
maltrato laboral (el subrayado es mėo)
no hacėan absolutamente nada
salvo estigmatizar, culpar al denunciante o vėctima,
patologizar, en fin, focalizar en čl
tal como sucede en "El Proceso" de Kafka Franz
(versiōn cinematogrāfica de Orson Welles).
Cōmo escapar a esas penurias de manera medianamente eficaz?
Un email al supervisor de turno o mās bien de ārea
era fundamentalmente estčril: solėan producirse mās represalias:
actas, falsos testimonios de alumnas supuestamente acosadas (?)
sumarios administrativos manifiestamente armados, fraguados
etc.
Para quč ahondar en estas tristes materias?
Si realmente fueron los aņos mās endiabladamente felices
de mi vida: por las noches concurrėa a las porteņas milongas
al solo efecto de bailarme unos buenos y rumiantes tangos
y bailar con las bellas entre mis brazos
alegres milongas y cruzados valses y santafecinas cumbias.
O sino, encamarme con dos mujeres a la vez
en coquetos departamentos o, en caso contrario, en los mās
sōrdidos tugurios u hoteluchos, por lo general,
cercanos a la estaciōn del tren.
Por eso mis finanzas se iban complicando inextricablemente, empero,
no podėa desembarazarme de ese potente vicio, la droga mās implacable:
el Sexo
que
con sus lėmpidos orgasmos
inexorablemente
me podėa.